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Amor, arte y pasión en miniatura

Por Itzel Chan

Fotos: Natalia Cocom y cortesía de Roger G.

Todas las personas tenemos gustos, ya sea por la música, un tipo de comida, un deporte o una actividad, pero ¿sabes cuál es tu pasión?

A varias quizá nos costaría responder esta pregunta, pero Roger Gómez lo tiene claro, aunque él dice que lo que hace es un hobby.

Un hobby al que le ha dedicado años, esfuerzo, dinero, energía y mucho amor.

Acordamos visitarle en su casa, en el fraccionamiento Pinos del Norte. Su hogar se distingue de los demás porque tiene árboles al frente y además, se delimita con unas rejillas de madera, sospechosamente hechas por él.

Roger tiene en sus manos un talento muy hermoso que le ha llevado a hacer paisajes con montañas, playas, cabañas, árboles con fantasmas y cenotes, todo en miniaturas que construye en macetas rotas.

Aunque muchas personas admiramos su trabajo, a él ya no le sorprende lo que puede recrear, pues está acostumbrado a construir estos paisajes desde que era pequeño.

“Aunque yo tenía amigos, la verdad me gustaba mucho jugar solo, sí me divertía con ellos, pero prefería pasar tiempo a solas para construir carpas de circo y los ranchitos que veía allá donde vivía en la Colonia Yucatán, en Tizimín”, recuerda.

Ese gusto por pasar tiempo a solas, muy dentro de su imaginación lo ha acompañado toda su vida.

Su misma curiosidad y afecto por el trabajo con las manos, le ha llevado a construir piezas en gises, desde personajes hasta dinosaurios chiquititos.

Debido a la presencia de glaucoma en uno de sus ojos, ha preferido enfocarse en la creación de Dioramas: paisajes en espacios reducidos que no sobrepasan la medida de 50 por 50 centímetros.

Sentado en un sofá frente a los Dioramas que son recién hechos, recuerda que la idea surgió cuando una maceta favorita la rompió por accidente el gato que habita en su casa.

“Se fracturó la maceta y me dio mucha pena tirarla, entonces se me ocurrió que podía hacer un paisaje campirano en ella”, y así comenzó todo.

En tres años, ha hecho más de 100 Dioramas, algunos con temáticas específicas que personas le han encargado, como hacer un hospital, trabajo que acepta porque representa un reto.

Ni un proceso creativo es igual a otro y para Roger es una forma de fortalecer su cerebro.

“Entro a mi imaginación y las ideas que voy generando son las que me mantienen con vida”, narra.

En cuanto a Dioramas, su plan actual es hacer una cascada; ya la tiene en su mente y sólo le falta ejecutar el concepto.

En su casa, Roger guarda sorpresas y una de ellas es la que tiene junto a la cocina, donde antes fue el cuarto de lavado.

Nos invita a pasar y alcanzamos a ver la puerta que tiene un letrero que dice: A los trenes. Dad’s Train Room.

Al ingresar, encontramos magia.

Roger ha construido una maqueta de 5 por 2 metros de largo y de ancho, en donde tiene toda una ciudad que le ha llevado ocho años construir.

Durante todo este tiempo, ha definido los caminos, las más de 150 estructuras y más de 200 carros, además de una vía de tren en la que recorren decenas de vagones de marcas estadounidenses, europeas y otras.

Su hija Betsy nos acompaña en el recorrido y ella confiesa que entrar a ese cuarto le impone y le causa temor tirar alguna pieza por accidente.

“Entro con miedo de tirar algo porque es un trabajo de años el que hay aquí”, comenta.

Ella ha sido testigo de todo el tiempo de entrega de su papá y de él ha heredado el gusto por el trabajo manual, pues también elabora accesorios para su proyecto de emprendimiento.

Roger recuerda el detonante que lo convirtió en un amante del ferromodelismo: cuando mi hijo tenía como dos años le hice su primer tren de madera y con llantas de corcholata.

Esta historia también incluye cientos de visitas al Museo de Ferrocarriles de Mérida, a donde iba con su hijo religiosamente cada domingo.

Ahí, ambos conocieron más sobre el funcionamiento de trenes y paso a paso Roger se acercó al ferromodelismo, actividad que él ha transformado en arte.

“A mí todo esto me ha servido como desestrés, me enfoco, me pierdo y me hace bien”, comenta.

En su maqueta tiene diversidad de edificios, incluso uno de ellos en llamas y que está siendo salvado por un grupo de bomberos.

Hay variedad de árboles y con cada verde distinto; también personas haciendo todo tipo de actividad, sin dejar pasar la presencia de un lago por donde pasa el tren.

El yucateco tiene un cuarto más donde guarda todo su material, que incluye una serie de personas en miniatura que representan las actividades de una ciudad común, también tiene cochecitos de muchos tonos y aserrín que él ha generado y coloreado para embellecer sus paisajes.

Lo que Roger ve como hobby, muchas otras personas lo vemos como pasión y observarlo en su mundo, llena el alma y el corazón. Dan ganas de amar verdaderamente un quehacer.

El trabajo de Roger lo pueden conocer en:

https://instagram.com/rogermaquetas?igshid=NTc4MTIwNjQ2YQ==

https://m.facebook.com/rogermaquetas/

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