Por Itzel Chan
Fotos: Diana Heredia
Hay temas de los que casi nadie quiere hablar y cuando los consideramos necesarios, en ocasiones no sabemos cómo abordarlos.
El divorcio es uno de esos temas. Cómo decirle a una persona menor de edad que su mamá y papá ya no estarán juntos (aparentemente o de forma física).
En ‘Neko’ la propuesta es clara: hablar del divorcio sin tapujos.
El texto de Enrique Olmos plantea la idea de cómo una niña enfrenta la separación de su mamá y papá, un tema ya común, pues por ejemplo, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) indica que por cada 100 matrimonios ocurrieron 33 divorcios durante 2021 en Yucatán.
En una escenografía aparentemente sencilla, ocurren diversidad de hechos que abordan entre diversas temáticas la violencia vicaria, una que implica la manipulación de las hijas e hijos para que se rehúsen a ver a sus mamás o papás y esto conlleva otras situaciones complejas.
La adaptación del texto hecha por el artista y creador escénico Francisco Solís regionaliza la situación, pues en diversos momentos hace guiños con la cultura mexicana y hasta hay un brevísimo reguetoncito por ahí.
Durante la trama, ‘Neko’, quien es la mascota cercana a la niña, juega un papel importante por varias razones.
Uno, porque sobre los gatos se han cambiado varios paradigmas (son más amorosos de lo que creemos) y otro, porque resalta la importancia que las mascotas ahora tienen en nuestras vidas.
Volviendo al punto, en la obra el tema de la separación, la culpa, el rencor y la duda están presentes cuanto más reflejados en una niña.
Puede que ‘Neko’ actúe como la conciencia humana de forma indirecta, pero también como la duda permanente.
En la obra hay otros personajes que impulsan a ‘Neko’ a seguir en un mundo de incertidumbres, pero con un propósito y quizá, varias personas vivamos así sin darnos cuenta, con la esperanza de al final tener una cobijita caliente y un apapacho.
Sin embargo, puede que no todo sea posible y entonces se presentan las tragedias de la vida adulta como la muerte.
La muerte: ese suceso que nos impedirá volver a ver o abrazar a alguien, pero que nos remite a los momentos más íntimos con el ser que ya no está.
Mika, la niña en cuestión, por ejemplo encuentra el diario de su padre y a partir de ese ejemplar comprende ya en su etapa adulta, todo el amor que le tuvo Fuko (su papá).
Esta obra es posible verla el domingo 30 de julio a las 12 del día en el Centro Cultural Olimpo. La presenta la compañía ‘Teatro del sueño’.
*Pueden acudir a la sede para adquirir sus boletos.