Por Itzel Chan
La duda surgió a partir de conversaciones con amigas y aunque el tema se tornaba en broma, comencé a tomármelo en serio y a hacer preguntas.
Como víctima que he sido de violencia de diversos tipos, hay unas a las que he podido renunciar absolutamente, mientras unas cuantas ahí se andan trabajando porque deconstruirnos es una tarea permanente.
Sin embargo, le tengo temor a la violencia psicológica y emocional porque a veces son de las más veladas y entonces, pensar en “sexo de reconciliación”, me hacía eco.
Así, para no verme muy moralista, preferí preguntarle a quienes pueden tener respuestas más acertadas sobre el tema.
Sexo de reconciliación, hasta dónde sí…hasta dónde no.
Frederick Santana Núñez, terapeuta y sexólogo, coordinador del Centro de Estudios Superiores en Sexualidad (Cessex), resolvió algunas dudas.
Ambos coincidimos que es un tema poco hablado, pero que se practica de forma frecuente entre parejas.
De antemano, aclaró que en el ámbito sexual nada se puede calificar como “bueno” o “malo”, sino se trata de acuerdos, conciliaciones, consentimiento, escucha y respeto.
Sobre este tipo de sexo, Frederick compartió que como su nombre lo indica, es el que se da posterior a una discusión.
“En este tipo de sexo, las emociones están a flor de piel, están las pasiones desbordadas y es muy común que la energía se sienta más fuerte y muy diferente y no es que en sí el sexo sea mejor, sino muchas veces sólo se siente que sabe mejor”, explica.
No obstante, el sexólogo apunta que es importante identificar que no se puede recurrir a este tipo de sexo para cerrar una discusión.
“Es preferible que el orden sea: discutir, llegar a acuerdos y entonces tener sexo. No sólo discutir y como consencuencia tener sexo porque en este sentido el sexo estaría supliendo un diálogo para llegar a un acuerdo y entonces como no hubo un diálogo y nada se subsanó se corre el riesgo de que la situación vuelva a presentarse”, comparte.
En algunos casos donde hay ausencia de diálogo, el sexo se usa para ‘tapar’ situaciones incómodas dentro de la relación.
A Frederick le confesé que el concepto en sí me asusta, pero porque lo asocio más con emociones negativas y él reiteró que si antes hubo un diálogo que lleve a soluciones sanas, no debería ser un asunto de violencia como tal.
Sin embargo, especificó que en una relación heterosexual, bajo el mito de que los hombres tienden a ser más sexuales, mayormente son quienes llevan el sexo de reconciliación al ámbito de pareja para evitar diálogos.
¡Ojo! con esto no se generaliza que sea lo mismo en todas las relaciones.
Para Frederick es muy importante también que las personas sepan distinguir que si alguien evita el diálogo para resolver la situación de conflicto y recurre al sexo aunque la otra parte no quiera, entonces sí se recae en un contexto de violencia, que incluso se puede traducir en abuso.
“Hay que tomar en cuenta que el sexo sirve para acercarnos, sobre todo quienes somos sexuales porque si es una relación asexual, pues no va por ahí, pero el sexo a algunas personas nos vincula eróticamente y afectivamente y entonces habría que observar que no estemos usando este vínculo para pedir perdón”, resaltó.
Frederick insistió que dentro del ámbito sexual todo tiene matices y nada se puede mirar desde el blanco y el negro solamente, sino sólo hizo un llamado a cuidar los acuerdos y anteponer siempre el diálogo.