Por: Miguel Cocom
Charles Bukowski afirmó que: “Un intelectual es el que dice una cosa simple de un modo complicado, mientras que un artista es el que dice una cosa complicada de un modo simple.” Y en el mundo del deporte bien podemos dividir a los deportistas en artistas y en intelectuales. Los que nacen con talento natural, frente a quienes son fruto de la constancia en los entrenamientos.
Entre los que hacen ver fácil lo difícil, como Maradona en el soccer, Jordan en el basquetbol o Federer en el tenis. Y del otro lado, tenemos a los intelectuales, los que hacen ver complejas las jugadas sencillas, como Dunga, Rafa Nadal o Patrick Ewing, por mencionar algunos ejemplos. Incluso en la Formula 1 ‘Checo’ Pérez lo tiene claro: “Verstappen es Messi. Un piloto muy natural, con mucho talento. Yo soy como Cristiano, talentoso también, pero más trabajado y dedicado en sacar el rendimiento de sí mismo”. Pero hablemos de fútbol, de los dos genios con el balón que marcan la pauta moviendo redes, en las porterías y en el terreno digital.
Para Lionel Messi es muy simple ser Messi. No sólo nació con un balón bajo el brazo, con ese balón dicen que le tiró un caño al médico pediatra que lo recibió en el Hospital Italiano Garibaldi de Rosario. Ok, tal vez exageramos. Lo que sí sabemos es que desde pequeño trae en su bolsillo una llave que le permite abrir “catenaccios” y que sus amigos del barrio se peleaban por jugar en su equipo. Y para todo buen futbolista -más allá de un Balón de Oro- el reconocimiento de sus colegas es el más importante. Y Messi, además de tener apellido de pintor renacentista, hace ver fácil las jugadas difíciles: un caño por aquí, un cambio de ritmo a la mitad de la cancha, un sombrerito por allá, un recorte en los linderos del área, un gol casi siempre, ya sea en Barcelona, en París o en Miami; en una cascarita, en un duelo eliminatorio de la Champions o en la final de la Copa del Mundo. Y el argentino también hace de las suyas en los videojuegos.
Por su parte, Cristiano Ronaldo es un intelectual de las canchas. A él le interesa hacer complicadas las jugadas sencillas. Para el jugador lusitano, lo complejo es directamente proporcional a la brillantez. No importa si sólo basta con poner la testa para empujar el balón a una portería ausente de portero, incluso en una situación así CR7 aprovecha para montar un despliegue físico en el que cada músculo de su cuerpo está al servicio del gol. De igual modo, sus festejos se perciben coreografiados. Un intelectual del fútbol, por supuesto, no deja espacio para lo espontáneo. Cristiano encuentra complicado ser Ronaldo. Hasta la actividad más sencilla, suponemos, encierra un alto grado de planeación y logística. Y eso le ha traído muy buenos dividendos en algunos de los equipos más importantes del mundo, con unos números que lo colocan al mismo nivel, e incluso por arriba en ciertos rubros, que el de Leo Messi.
Así, en el fútbol actual, Messi es el artista y Cristiano Ronaldo el intelectual. Cuando Leo Messi domina el balón somos testigos de la magia de lo espontáneo. En cualquier momento se le puede caer el esférico, la Ley de Gravedad así lo señala, pero sabemos que eso no sucederá. Tenemos la certeza de que podría dominar el esférico por años. En cambio, con CR9 nos encontramos ante la lógica de la repetición. Estamos seguros que el balón nunca se le caerá, porque deducimos que previamente estuvo horas y horas practicándolo. En su caso, el dominio del balón es mecánico y fruto de largas jornadas de entrenamiento.
Por un lado, el intelectual; por el otro, el artista. Uno en la Liga Saudí, otro en la MLS, uno en la Copa América, otro en la Euro, ambos marcando goles y dejando claro que siguen siendo los titanes que dominan el mundo del soccer, los videojuegos y las redes sociales.