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Un infra-Mundo Feliz

Por: Miguel Cocom

Fotos: Elena Suro

“Y para que el salto de la vida a la muerte sea menos brusco, los habitantes han construido una copia idéntica de su ciudad bajo tierra.” Italo Calvino

Casas Pixán tiene misión, visión y cosmovisión. Esa ecuación empresarial le ha permitido contar con desarrollos habitacionales en todos los municipios de Yucatán. Su lema publicitario “Aquí empieza una nueva vida” surgió como una propuesta cargada de ironía durante una reunión de creativos a altas horas en la noche de la eternidad. El suyo es un eslogan que trasciende regiones físicas y metafísicas y que ha ganado innumerables reconocimientos en el mundo del marketing y la publicidad. A diferencia de otras empresas de la industria de la construcción que abusan de la propaganda engañosa, Casas Pixán cumple a cabalidad con lo que promete en folletos informativos y maquetas a gran escala.

Actualmente, el corporativo –con oficinas centrales en la metrópoli de Xibalbá– cuenta con importantes negocios inmobiliarios en la región central del país, como el Fraccionamiento Mictlán mencionado por Bernardino de Sahagún, no sabemos si de forma inocente o con plena intención comercial previa firma de un acuerdo monetario, en su Historia general de las cosas de la Nueva España. También, tienen presencia en algunas zonas de Sudamérica, con el desarrollo residencial de Uku Pacha en la ciudad de Cuzco.

Acorde a las tendencias empresariales de un inframundo globalizado, sus finanzas sanas le han permitido extenderse a otras latitudes y continentes con proyectos como Casas Hades, en Grecia, y Promotora Habitacional Duat, en tierras egipcias a orillas del Nilo. No obstante, sus mejores construcciones, las más emblemáticas, coloridas y con los diseños más tradicionales, están aquí, a la entrada de las comunidades de Yucatán.

La cultura corporativa que permea todos los niveles de la organización es simple y clara. La misión de la empresa es: “Desarrollar comunidades que aseguren el eterno descanso, al mismo tiempo que propicien la convivencia entre los miembros de la familia, sin importar si se vive a la influencia del cenit o bajo la égida del nadir”.

Por otro lado, su visión a mediano plazo, tal como señala su manual de identidad, es: “Consolidarse como la Eusapia de la península que surgió del mar”, tomando como referencia esa ciudad invisible y subterránea que es réplica exacta de su homónima a ras de tierra. Italo Calvino va incluso un poco más lejos al apuntar que “en realidad habrían sido los muertos quienes construyeron la Eusapia de arriba a semejanza de su ciudad […] que en las dos ciudades gemelas no hay ya modo de saber cuáles son los vivos y cuáles los muertos”.

Ciudades Espejo

A ese nivel de complejidad, simbolismo y espiritualidad aspira Casas Pixán. Y en muchas comunidades sus arquitectos y constructores lo han conseguido; han logrado edificar ciudades-espejo que proyectan la idiosincrasia y costumbres de quienes aún habitan en el plano terrenal; un reflejo en el cual también encuentran cabida y resonancia las tradiciones y nuevas rutinas de quienes ahora habitan en terrenos, digamos, más etéreos.

Como botón de muestra tenemos el desarrollo de Izamal, en el que, desde determinados lugares y ángulos, es imposible señalar dónde comienza o acaba cada uno de los mundos. De tal forma que la Ciudad de las Tres Culturas añade un elemento más que enriquece ese mosaico maya, colonial y contemporáneo que lo convierte en un Pueblo Mágico y místico.

Y claro, el estilo urbano depende 50% de los desarrolladores de vivienda, mientras que la otra mitad corresponde de lleno a sus habitantes. Así, encontramos ejemplos en los que aún hace falta un poco más de organización vecinal para atender cuestiones propias de la colonia como recolección de basura, alumbrado público, pavimentación de calles, banquetas y mantenimiento de espacios comunes. Tampoco falta el habitante quisquilloso que no confía en la seguridad y armonía social del vecindario y prefiere poner protecciones en sus ventanas o enrejar el jardín frente a su puerta.

Como en todo buen fraccionamiento también hacen gala de presencia aquellos vecinos presuntuosos que insisten en ampliar la infraestructura habitacional en sentido vertical, añadiendo piso sobre piso, aumentando el riesgo de un posible derrumbe. La movilidad social y el estatus son anhelos que trascienden planos y dimensiones.

Además, en otros desarrollos es posible encontrar viviendas con extrema humedad, debido al extenso anillo de cenotes subterráneos, e importantes avenidas que ya necesitan acciones de chapeo y fumigación; primero, para agilizar el tránsito de peatones, y, segundo, para reducir la presencia de mosquitos. Si bien los actuales inquilinos ya no se enferman de dengue, todos coinciden en que los moscos y sus larvas deslucen el paisaje urbano.

Plusvalía

En contraparte, existen complejos en los que se nota claramente el trabajo coordinado de las autoridades de los distintos niveles del inframundo y la sociedad civil para pavimentar las vías de acceso, calles y andadores.

Una labor conjunta y una política de austeridad que ha permitido generar las economías suficientes para reforestar y comenzar a resanar y pintar distintos sectores del fraccionamiento. En esos casos, población y gobierno han puesto en marcha programas como “Foso a Foso”, en el que a cada tumba excavada por las autoridades corresponde una a la población; “Velador 24/7” para mantener la tranquilidad en colonias como Nichos y Sepulturas, famosas por sus alborotos los fines de semana; o con la estrategia “Transformando tu Osario” con la que se llevan a cabo acciones de remozamiento en techos, pisos y cuartos para mayor comodidad de los habitantes óseos.

Además, ya están en pláticas avanzadas para impulsar una estrategia que permita incrementar la pernocta de quienes los visitan en los meses de octubre y noviembre; así como un magno congreso de turismo sepulcral, o necroturismo como lo denominan los expertos en el sector de la industria sin chimeneas.

Ahora bien, si echamos un ojo al litoral yucateco, encontramos que la empresa inmobiliaria también ha sabido adaptarse al contexto y levantar fraccionamientos en los que se perciben las vocaciones productivas y económicas de la región. Por ejemplo, en el desarrollo de Progreso es común localizar múltiples edificios en forma de faros, que permiten a las embarcaciones de las ánimas regresar a sus casas cuando arrecia el temporal y la visibilidad es nula.

A pocos kilómetros de ahí, en Telchac Puerto, no falta el inquilino ingenioso que amplió su morada con una palapa para mitigar el calor y brindar algo de sombra y reposo a sus distinguidos huéspedes.

De amenidades y sanas diferencias

Eso sí, las pasiones, aficiones y viejas rencillas también se manifiestan en Casas Pixán. Las filias y fobias de sus habitantes, las que los marcaron durante su periplo vital previo, siguen presentes en esta nueva etapa. En un solar de Tunkás podemos encontrar una cancha de básquetbol en la que se puede jugar incluso de madrugada gracias a la iluminación provista por un conjunto de veladoras.

Y al igual que sucede durante la existencia previa en la que no se elige a quienes serán nuestros vecinos, en Maxcanú a un respetable seguidor del Club Deportivo Cruz Azul le tocó la mala suerte de estar obligado a ver por el resto de sus largos días y largas noches la fachada estridente del vecino de a lado pintada con los colores de las Águilas del América. Está comprobado que los malos gustos también forman parte de nuestro equipaje al inframundo.

No obstante, en Casas Pixán lo que verdaderamente importa es que sus jardines se aprovechen, sus andadores se caminen y sus flores se disfruten. Lo importante es que en sus espacios comunes y canchas deportivas se juegue a la pelota, haciendo equipo con Hunahpú, bien plantado en el medio campo, y con Ixbalanqué, trazando diagonales en la delantera, para vencer a la muerte, al desánimo y los malos espíritus.

En nuestra Eusapia con vista al mar, lo importante es jugar y vivir y jugar para lograr que un mundo y un inframundo feliz no sólo sean relatos de ciencia ficción y, al contrario, sigan siendo parte de las costumbres y tradiciones del Mayab.

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