Por Itzel Chan
En plática con amigas, una de ellas compartió la firme decisión de no desear una pareja, al menos por un tiempo.
Y no se trataba de ningún tipo de resentimiento hacia las relaciones. Me sorprendió la claridad con la que sostenía tal determinación.
Recordé que antes, muchas mujeres a su edad (me incluyo) no nos veíamos sin una relación y pedíamos que fuera duradera de preferencia porque quizá crecimos con el dicho: “hasta que la muerte los separe”.
Cuestioné entonces qué es preferible ¿vivir o no en pareja? y ambas opciones son las adecuadas de acuerdo con el presente, el contexto, las decisiones y la preferencia de cada persona.
Y es que, aunque vivir en pareja tiene muchas ventajas como tener apoyo mutuo, acompañamiento, cariño, atención y ser y compartir un refugio seguro en momentos de incertidumbre, también nos hace atravesar otras situaciones y algunas tienen que ver con el uso del tiempo.
Esto debido a que en pareja, ambas partes invierten más tiempo en común y dejan de hacer actividades individuales o peor aún, en el caso de las mujeres destinan hasta 24.5 horas a la semana más que los hombres en cuanto a trabajo doméstico, es decir, aproximadamente un día, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Ocupación y Empleo (ENOE), publicada en 2023 por el Inegi.
Esta consideración es respaldada por Kelly Ramírez Alpuche, presidenta de Igualdad Sustantiva Yucatán, quien comparte que hay personas que afirman sentirse más productivas cuando están solteras que estando en pareja.
“Cuando estás en pareja tiendes a compartir parte de tu tiempo, pero cuando estás soltera quizá hay más oportunidad para dedicarle tiempo a proyectos personales”.
Con esta aseveración Kelly tampoco quiere satanizar las relaciones, sino por lo contrario, celebra que hoy en día las juventudes se cuestionan, reflexionan y sean más conscientes de estar o no en una relación.
Es decir, si aceptan estar en pareja es porque se trata de una convivencia sana y aporta algo en sus vidas, de no ser así, las personas deciden estar solteras y disfrutar también al máximo esta etapa, la cual también sirve de mucho autoconocimiento y crecimiento.
El hecho de no seguir los patrones históricos de forzosamente estar en una relación, Kelly lo atribuye también a que las juventudes tienen más acceso a la información sobre los esquemas del amor romántico.
“Ya comienzan a cuestionarse porque precisamente muchas violencias y estructuras de poder surgen en las relaciones de pareja, desafortunadamente”.
Cada persona ahora también reconoce su autonomía y esto permite que puedan estar a solas sin que se esté precisamente en modo pausa para esperar a la pareja ideal.
Para Kelly es importante resaltar que años atrás a las mujeres se les agregaba un valor si tenían pareja. Ahora ya no es necesario porque las mujeres buscan más su independencia emocional y económica.
Hoy en día las personas han aprendido a reforzar otros vínculos que no son precisamente los sexoafectivos, como por ejemplo, la amistad, en donde es posible encontrar amor sano que nutre el alma.
Tampoco es obligatorio estar en la monogamia o en relaciones heteronormadas porque hay más opciones para estar bien y en plenitud emocional.
Así que estar o no en pareja, ambas opciones están bien.