Para muchos jóvenes, aquellos que hoy forman parte de la ‘Gen Z’ y que nacieron a finales del siglo pasado y a principios del 2000, todo sucede tan rápido en la supercarretera de la información que lo que pasó hace un par de años resulta difuso y añejo.
Ni hablar de lo que pasó hace más de 10 años, eso ya es una memoria en blanco y negro que forma parte de la prehistoria. Y más si nos referimos a política o resultados de gobierno, esos son datos que generalmente no forman parte de sus prioridades al momento de almacenar información. El desencanto con la clase política y la abundancia de data, se traduce en una indiferencia casi absoluta.
No obstante, en los 106 municipios de Yucatán hay jóvenes, con una edad de 25 años en promedio, que tienen aún muy presente un programa de gobierno que se puso en marcha hace ya algunos ayeres, que los benefició en su momento y que incluso hoy tiene impacto positivo en su familia y en su comunidad.
Y mientras a algunos políticos les llueven mentadas y reclamos cuando recorren una comunidad, a Rolando Zapata, que no está exento de mentadas y reclamos, un comentario recurrente en sus caminatas y recorridos por los municipios es de agradecimiento por las computadoras portátiles que entregó de 2013 a 2018, durante su administración como gobernador.
En total, fueron cerca de 100,000 laptops con las que se apoyó a alumnos y maestros, y la gran mayoría de estos equipos portátiles se asignaron a estudiantes de preparatoria a través de Bienestar Digital. Un programa a través del cual se entregaron poco más de 75,000 computadoras y que tuvo cobertura en los 106 municipios.
Una iniciativa que formó parte de sus 227 compromisos de gobierno y en el que sí puede decir que se cumplió la meta, porque además de superar la cifra inicial establecida, también se pudo ayudar a estudiantes de todos los subsistemas de educación media superior en Yucatán: Cobay, Conalep, Prepas Estatales, Telebachilleratos Comunitarios, entre otros.
En Popolá, comisaría de Valladolid, durante uno de sus eventos de campaña hace unos días, Zapata Bello se encontró con una joven de nombre Fátima quien le recordó que justo le habían entregado su computadora el mismo día que se inauguró el Bachillerato Intercultural en su comunidad. Y que dicho equipo le había servido a ella, a su hermana y hermanito para hacer sus tareas y continuar con sus estudios.
Para algunas personas contar con una computadora en casa ya es algo común, mientras que hay otras que al adquirir una significa dejar de cubrir gastos básicos necesarios para vivir.
Es aquí cuando programas sociales traen beneficio directo y que verdaderamente rinden frutos. Eduardo Nicolás Holi Canché recibió su primera computadora cuando estudiaba el segundo año del Telebachillerato Comunitario de Tekantó.
Para él recibir el equipo fue un compromiso total con sus estudios y con su futuro, porque el tener la computadora en sus manos y mirar lo mucho que le servía lo llevó a estudiar Ingeniería en Sistemas.
“La computadora me sirvió para toda la preparatoria y fue gracias al apoyo recibido que logré terminar la carrera. Yo elegí ingeniería en sistemas porque la computadora me sirvió muchísimo”.
En una situación parecida está César Adrián Bacab Túnez, pues recibió la computadora en el año 2017, cuando cursaba el primer grado del Centros de Educación Tecnológica Agropecuaria y Forestal (CBTA) en Izamal.
“Antes de tener la computadora yo hacía todas mis tareas en el cyber, pero cuando llegó la compu pudimos ahorrarnos dinero y entonces así cursé toda mi prepa y me duró los cuatro años de universidad”.
El beneficio que le llegó a César alcanzó incluso a su hermana, quien actualmente estudia el último año de la Licenciatura en Derecho y tiene en uso la computadora que se entregó con Bienestar Digital.
César es docente de educación primaria y admite que este apoyo para él significó muchísimo porque al ser tres hijos en casa no veía cercana la posibilidad de que su mamá y papá adquirieran una computadora.
Una vez que él fue beneficiado con Bienestar Digital, al mismo tiempo fue beneficiada su familia, principalmente su hermana.
Un caso similar en Tekal de Venegas con la historia de éxito de los hermanos Wilder y Óscar Criollo. A Wilder se le dio una computadora en primero de prepa a través del programa y este equipo lo sigue utilizando hoy en día como estudiante de Enfermería. Lo mismo que su hermano Óscar que actualmente cursa la Licenciatura en Tecnologías de la Información.
Estos son sólo ejemplos de los miles de casos que fueron beneficiados de manera directa con el programa Bienestar Digital, uno del que hay pruebas de la utilidad que brindó a jóvenes del interior del estado.