Mérida forma parte de los municipios donde más índices de deforestación se registran cada año debido al desarrollo de proyectos inmobiliarios y construcciones, sin embargo, encontrar un sitio donde al llegar te olvidas de las ‘planchas de concreto’ es esperanzador.
Tal es el caso del Acuaparque, ubicado al oriente de Mérida, en la colonia San Antonio Kaua II, en donde se te inunda la vista de verde y agua. Para quienes asisten por primera vez la sorpresa es tan grata que un amanecer ahí hace sentir que estás fuera de la ciudad.
Gerardo Carrillo Niquete, asociado a proyectos de la Unidad de Recursos Naturales del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), ha trabajado desde hace un tiempo para comprobar que existe la relación entre deforestación y aumento de temperatura, situación que se ha agravado en sitios de Mérida, Kanasín, Ucú, Conkal y Progreso, en donde también coincide el incremento de desarrollos inmobiliarios.
Entonces el Acuaparque se siente como un botón de muestra porque ante la diversidad de especies de árboles que están en su tierra, la frescura es un aliciente para alguien de la ciudad.
Ricardo Medrano Nájera, biólogo, guardaparques y observador de aves, compartió que en Mérida hay algunos otros parques de este tipo, como el de Bepensa y el de Xoclán, pero es el Acuaparque el que presenta mayor diversidad de especies acuáticas y eso lo comprueban las grandes familias de patos que acuden por las mañanas, mismos que se encuentran en las aguas y las alturas con aves migrantes.
“Hay una importante y gran variedad de especies que son de la zona y también otras consideradas como raras porque son difíciles de ver en otros lados”, describió.
Además de ser un espacio de recreación, este parque es justo la casa ideal para grandes familias como una de loros que hay y precisamente Ricardo sugiere que este tipo de espacios se cuiden, conserven y valoren.
Si hay más espacios como este, se estará combatiendo de manera resistente a la problemática actual que existe y que tiene relación con que cada día, entre Campeche, Quintana Roo y Yucatán se pierden 196 hectáreas de selva, lo que provoca que en los últimos cuatro años la península haya perdido un total de 285 mil 580 hectáreas, equivalente a una deforestación anual de 71 mil 395 hectáreas.
