Por: Miguel Cocom
Durante años, hablar del “Efecto Steeler” en la NFL era referirse a una mentalidad ganadora. A la tradición de cascos negros, defensivas imponentes, cultura de equipo y una consistencia que hacía de los Pittsburgh Steelers una referencia ineludible del fútbol americano.
Hoy, sin embargo, ese mismo efecto parece haberse transformado en una especie de zona de confort disfrazada de éxito.
Desde 2008, cuando levantaron su sexto y último trofeo Vince Lombardi, los Steelers no han vuelto a jugar un Super Bowl. Aun así, encadenan 18 temporadas sin récord perdedor bajo el mando de Mike Tomlin, quien ha estirado su propia marca como entrenador con más campañas consecutivas sin terminar por debajo del .500 desde el inicio de su carrera.
Esta aparente estabilidad esconde una paradoja. Los Steelers ganan más de lo que pierden, pero no avanzan. Su récord en los últimos diez años muestra campañas respetables —con marcas como 13-3 en 2017 o 12-4 en 2020—, pero también una constante eliminación en rondas tempranas de playoffs. Con solo un triunfo en postemporada desde 2017, el equipo ha entrado en una espiral que le impide reconstruirse por completo sin dejar de parecer competitivo.
| Temporada | Ganados | Perdidos | Empatados |
| 2015-2016 | 10 | 6 | 0 |
| 2016-2017 | 11 | 5 | 0 |
| 2017-2018 | 13 | 3 | 0 |
| 2018-2019 | 9 | 6 | 1 |
| 2019-2020 | 8 | 8 | 0 |
| 2020-2021 | 12 | 4 | 0 |
| 2021-2022 | 9 | 7 | 1 |
| 2022-2023 | 9 | 8 | 0 |
| 2023-2024 | 10 | 7 | 0 |
| 2024-2025 | 10 | 7 | 0 |
Al no tocar fondo, no eligen alto en el draft. Y sin esa renovación profunda, tampoco han hallado al quarterback que sustituya de forma efectiva a Ben Roethlisberger. Desde su retiro, han probado sin éxito replicar la fórmula ganadora de antaño. Un sistema que ya no da los resultados esperados en enero, pero que cada septiembre vuelve a ilusionar.
El “Efecto Steeler” ya no se mide sólo en su legado o su imagen de dureza, sino en la contradicción de ser siempre buenos… sin ser realmente contendientes.
