En la privada Cocoyoles del fraccionamiento Gran Santa Fe Norte, más de 80 familias viven desde hace casi un mes entre malos olores, escurrimientos de aguas negras y una creciente sensación de abandono por parte de las autoridades.
Todo comenzó con una alcantarilla rebosada en la calle 15, entre las calles 74A y 74B. Desde entonces, las y los vecinos han hecho numerosos reportes a la Junta de Agua Potable y Alcantarillado de Yucatán (Japay) y a la línea Ayuntatel. La respuesta oficial es siempre la misma: “Ya está registrado, mañana van a su domicilio”. Pero el “mañana” nunca llega.
“El olor es insoportable. Cada coche que pasa remueve los residuos y el calor hace todo peor. Ya no aguantamos más”, expresó un vecino, quien relató que en su hogar ya han hecho al menos dos reportes sin obtener resultados.
Además del problema en la vía pública, en varias casas las alcantarillas internas también comienzan a emitir burbujas y olores. La comunidad teme que con la llegada de las lluvias, la contaminación se agrave y afecte aún más hogares.
“Aquí hay muchos niños, y si esto sigue así, vendrán enfermedades. Son heces fecales lo que está saliendo”, advirtió otra vecina, alarmada por la pasividad de las autoridades.
Vecinas y vecinos aseguran que incluso han sufrido el corte de llamadas cuando intentan dar seguimiento. Por eso, ahora buscan visibilizar la problemática en medios de comunicación, con la esperanza de que una mayor presión pública obligue a las autoridades a actuar.
“Nos recomendaron ir a las oficinas de Japay en el centro, pero creemos que exhibir esto públicamente es lo que hará la diferencia”, agregaron.
La comunidad exige atención inmediata para resolver un problema que pone en riesgo la salud, el entorno y la tranquilidad de decenas de familias en Mérida.