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Se vale oler, morder y romper los libros

Por Itzel Chan

Cuando somos personas adultas y tenemos un libro favorito lo último que queremos es que se rompa, pero cuando llega a manos de una niña o niño esto es una buena señal.

Con el proyecto que promueve la asociación Investigación y Educación Popular y Autogestiva (IEPA A.C.), los libro se pueden oler, morder y romper, no en un mal sentido, sino que acercan ejemplares a niñas y niños entre los 0 y 5 años y es natural que estas huellas queden en su primer contacto.

Laura G. Quijada Enríquez es coordinadora del proyecto de Acompañamiento a la Crianza y dentro del mismo trabajan Bibliotecas Itinerantes que han logrado llegar a municipios como Maní, Teabo y Cantamayec, en comisarías como Cholul y Nenelá.

Como su nombre lo indica, las Bibliotecas Itinerantes no se quedan fijas en una comunidad, sino van rotando y el propósito es que las niñas y los niños se acerquen a los libros de una manera amigable.

“Contamos con 121 libros divididos en 4 grupos y se van rotando;  se los pueden llevar a casa, ahí sabemos que los usan también los papás y hermanitos porque quienes vienen a las sesiones les piden que les lean”, compartió.

En estos proyectos se involucran mamás, personas cuidadoras, niñas y niños de la primera infancia, es decir entre los 0 a los 5 años.

Observaron que al inicio del proyecto que comenzó en 2020 las mamás y papás tenían un poco de distancia hacia los libros y no querían que sus hijas e hijos los maltrataran.

Ahora ya es sabido que si un libro tiene rastros de rayones por ejemplo, son estampas de cercanía y uso.
 
“En las niñas y niños hay asombro cuando ven los libros y si se rayan o se rompen es una señal de que se están usando”, añadió.

María Lizeth es una de las mamás con las que trabajan en Teabo y decidió formar parte de este grupo porque su hijo nació en pandemia y notó que le costaba socializar.

“Ahora veo que le gusta relacionarse más y también que le gustan los animales y los libros estimulan su imaginación”, describió.

Coincide con las observaciones de Lupita, pues sus hijos han aprendido a socializar y comunicarse a partir de su acercamiento con los libros.

Estas mamis tienen el acompañamiento de Gabriela, quien es una de las facilitadoras de los temas en Teabo y ella explica que este proyecto ayuda mucho porque no en todas las comunidades hay bibliotecas y en las que sí, no existen libros para niñas y niños menores de 5 años.

Gabriela describió que los papás y mamás han dejado de preocuparse por los libros que se rompen en el camino porque llevan también un taller para resanarlos.

A la vez notan que hay familias completas relacionándose con los libros y cada vez piden más recomendaciones de lectura.

“Es raro que a un niño le regalen libros, pero ahora hay mamás y papás regalando libros y ahora a partir de un mundo fantástico hay más vínculo entre cada integrante de las familias”, narró.

A través de historias de fantasía y mundos imaginarios, las niñas y niños también conocen sobre la importancia de la naturaleza, el cuidado de los animales, la unión familiar, la amistad y sobre el manejo de emociones.

Con este proyecto de IEPA A.C. cerca de 200 niñas y niños desarrollan habilidades como el lenguaje, imaginación y el análisis.

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