Por Itzel Chan y Miguel Cocom
Cholul es una comisaría ubicada a 20 minutos del centro de la capital de Yucatán. Son cuatro fiestas tradicionales las que anualmente se realizan en una de las comisarías con mayor crecimiento urbano y demográfico en Mérida.
Se trata de festividades en las que participa toda la comunidad, contra todo pronóstico, porque pareciera que el desarrollo de nuevas viviendas en el estado intentara hacerlo, muchas veces, a costa de los usos y costumbres de las comunidades. Pero la identidad yucateca resiste y persiste, prueba de ello es que en esta ocasión se desarrolla la fiesta tradicional con la que le rinden tributo a San Pedro.
A menos de 5 kilómetros de Altabrisa y de una de las zonas con más crecimiento en desarrollos verticales en el estado y también con mayor plusvalía, este fin de semana comenzó una serie de actividades que van desde la vaquería, jarana, corridas, procesiones y cabalgatas; además, en esta ocasión estará presente Paleto, “La Voz de la Cumbia”, porque si algo tienen las festividades yucatecas es historia y ritmo, mucho ritmo.
Así, se realiza una serie de actividades para toda la familia, pues se establece una feria junto a la iglesia del pueblo, en donde hay juegos de canica, lotería, otro más donde hay que ensartar aros en botellas para ganar un premio o simplemente pescar patitos.
La comisaria de Cholul, Lizbeth Elena Cocom Canché, compartió que las festividades más esperadas son el Carnaval, la fiesta del pueblo (que se realiza ahora), otra más en agosto y el Hanal Pixán y con la ayuda de ‘Don Boty’ toda la logística queda a la perfección.
A pesar de las múltiples construcciones en proceso que rodean todos los costados de la comunidad, la comisaria precisa que las fiestas seguirán porque son la esencia de un pueblo, son parte de una identidad comunitaria.
“A veces la gente que acaba de llegar al pueblo quiere que se acaben estas fiestas, que si por el tráfico, por el ruido, por los cohetes, pero la verdad es que se les avisa cuándo se hará y pueden tomar sus precauciones”. Es decir, se trata de fomentar ese equilibrio tan complicado entre modernidad e identidad.
Lizbeth creció en esta comunidad y ella con firmeza dice que las fiestas nunca se irán y son las personas que llegan a vivir a Cholul las que tienen que respetar y adaptarse a las costumbres que se realizan desde hace años. Eso sí, siempre manteniendo un diálogo constructivo y en el que ambos lados puedan convivir de la mejor manera.