La salud del Arrecife Mesoamericano sigue siendo motivo de preocupación, ya que la mayoría de los
286 sitios monitoreados se encuentran en malas condiciones (39%) o críticas (23%). Sin embargo, los
sitios en condiciones regulares y buenas han mejorado, aumentando del 20% al 28% y del 5% al 9%
respectivamente. En las 18 subregiones hubo más mejoras que deterioros, pero ninguna está
clasificada actualmente como en buenas condiciones y dos se consideran críticas.
Principales hallazgos:
● La salud de los corales se ha visto gravemente afectada por los brotes de enfermedades y el
blanqueamiento, que han reducido la cobertura de coral del 19% al 17%. Resulta alarmante que la
mortalidad haya continuado incluso después de que concluyeran los monitoreos. El blanqueamiento
de 2023 fue el más grave registrado, ya que aproximadamente el 40% de los corales se vieron gravemente afectados y se observó una mortalidad significativa en varios sitios emblemáticos de los
arrecifes.
● Poblaciones de peces: Como aspecto positivo, la biomasa de peces comerciales aumentó un
40%, en gran medida debido a medidas de cumplimiento más estrictas. La biomasa de peces herbívoros
también experimentó un aumento del 30%, aunque cabe señalar que 9 de cada 10 peces loro siguen
midiendo menos de 30 cm y las especies con mayor potencial herbívoro siguen siendo poco comunes.
La población de especies de peces más grandes, como los pargos y los meros, sigue siendo
preocupante, ya que el 67% de los pargos y el 78% de los meros son inmaduros. Esto pone en evidencia
la necesidad de más regulaciones pesqueras e iniciativas de gestión pesquera dirigidas por la
comunidad para permitir que las especies comerciales alcancen la madurez y repongan las poblaciones.
● Gestión: Las estadísticas de las áreas marinas protegidas (AMP) han mostrado pocos cambios,
en particular en lo que respecta al porcentaje de las que gozan de protección total. Sin embargo, una
aplicación más estricta de las normas parece haber dado lugar a una mayor biomasa de peces en las
zonas totalmente protegidas y altamente protegidas. Para proteger aún más los ecosistemas marinos,
es fundamental establecer límites basados en la ciencia sobre el tamaño, la captura y los esfuerzos de
pesca, y al mismo tiempo lograr el objetivo de designar el 20% del mar como zonas totalmente
protegidas. La participación activa de los pescadores en la gestión pesquera, junto con el apoyo
económico y la formación de transición, es esencial para alcanzar estos objetivos.
● Preocupaciones sobre la calidad del agua: Los altos niveles de nutrientes, particularmente en
la región sur, y las concentraciones inaceptables de patógenos de las aguas residuales de origen
humano siguen poniendo en peligro la salud de los arrecifes. Se necesitan inversiones tanto del
gobierno como del sector privado para implementar el tratamiento terciario de las aguas residuales
con sistemas de gestión eficaces y para hacer cumplir las regulaciones nacionales alineadas con los
estándares de calidad del agua de la Convención de Cartagena. Es necesario definir las capacidades de
carga turística en las zonas costeras, y el Arrecife Mesoamericano debería ser declarado Área Marina
Particularmente Sensible (AMPS) para asegurar su protección a largo plazo.
La Dra. Melanie McField, directora de HRHP, expresa la necesidad de una intervención inmediata: “El
Arrecife Mesoamericano se encuentra en una coyuntura crítica. Si bien celebramos cualquier aumento
en las poblaciones de peces y una mejor aplicación en las AMP, debemos reconocer y abordar las causas
fundamentales más desafiantes del deterioro de los corales. La contaminación (incluidos los gases de
efecto invernadero), el desarrollo costero y los niveles insostenibles de pesca están erosionando los
procesos ecológicos que mantienen la biodiversidad y el funcionamiento de los arrecifes. No se trata
solo de una cuestión de conservación; es una cuestión de asegurar los medios de vida, la seguridad
alimentaria y la protección costera natural de millones de personas que dependen del Arrecife
Mesoamericano”.
El M. en C. Raphael Martínez, Coordinador de HRHP Belice, destaca que: Durante los últimos ocho años,
el Índice de Salud Arrecifal de Belice ha fluctuado entre “regular” (antes del COVID) y “malo” (después
de la pandemia de COVID). Actualmente, con una puntuación de 2.5 sobre 5, sigue en la categoría de
“malo”, pero está siguiendo la dirección correcta. Cabe destacar que hemos visto aumentos en la
biomasa de peces herbívoros y en la biomasa de peces comerciales. Sin embargo, los impactos
antropogénicos y relacionados con el cambio climático, como la contaminación y el calentamiento de
los mares, siguen contribuyendo a la disminución de la cobertura de coral y a la mayor amenaza de la
proliferación de macroalgas. Para abordar estos desafíos, es fundamental que coordinemos esfuerzos
en todos los sectores para mejorar la salud de los arrecifes y garantizar la sostenibilidad a largo plazo
del ecosistema de arrecifes de Belice.