Por Itzel Chan
Desde pequeño, Hugo Cano sintió que la música era una forma de estar en el mundo. “En mi casa siempre había música, en el carro, en todos lados. Era como nuestra manera de comunicarnos y relajarnos”, recuerda. Entre guitarras, cancioneros y la curiosidad que da la adolescencia, su oído fue abriéndose a nuevas sonoridades, del punk rock al rock clásico, y de ahí al universo de lo alternativo.
“Al principio quería aprender batería, pero mi papá me consiguió una guitarra”, cuenta. “Tomé algunas clases, y con los cancioneros de Guitarra fácil y el internet fui aprendiendo de manera autodidacta. En la adolescencia pensé: ‘¿por qué no intentar crear algo que no sean covers?’ y empecé a componer mis primeras ideas”.

Ocho años después de ese impulso inicial, Hugo lanzó su primer proyecto musical, un EP que sintetiza su trayecto interior. “El lanzamiento público es nuevo, salió hace casi un mes, pero la producción llevaba años lista. Lo desarrollé de manera muy lenta e intermitente, a veces por falta de recursos o de tiempo”, confiesa.
En el proceso sintió mucha incertidumbre y vulnerabilidad, porque en este proyecto no existe una banda; solamente es él y sus ganas.
«La mayor parte del tiempo me toca jugarle a ser mi propio crítico. Pero también siento orgullo y satisfacción de verlo suceder, porque hubo momentos en que pensé que nunca vería la luz”.

El sonido de lo introspectivo
Hugo define su música como intensa, saturada, y a la vez melódica y espacial. Su proceso creativo nació en la intimidad de su habitación, entre teclados digitales, sintetizadores virtuales y una computadora que se convirtió en su estudio de grabación.
“Las letras vienen de una época donde me sentía fuera de lugar, con mucha falta de claridad sobre la vida y la existencia”, comparte. “Pasaba por pérdidas personales, ansiedad, y por ahí va la lírica: sobre no estar conectando con los demás. En cuanto al sonido, quería hacer algo que reflejara esa intensidad, inspirándome en el rock progresivo, la psicodelia, y en discos como Currents de Tame Impala, que escuchaba casi diario”.
Su entorno, dice, no fue una influencia directa, pero sí el espacio donde su mundo interior se expandió. “El proceso fue muy en privado, muy introspectivo. Grababa solo en mi cuarto, y eso me emocionaba. Aunque siempre pensaba en el momento en que iba a poder compartirlo con mis amigxs y compañerxs”.
Mérida, la escena y los retos
Instalado en Mérida, Hugo ve con entusiasmo la efervescencia artística local. “Siento que hay mucha iniciativa por parte de la comunidad artística. Apenas voy conociendo la escena y me gusta lo que veo: hay sentido de colaboración. Creo que aunque la gran industria musical está en la capital, hoy el internet lo cambia todo: alguien puede ser tu escucha número uno del otro lado del mundo”, reflexiona.
Aun así, reconoce los desafíos de ser artista independiente porque se trata de lidiar con lo económico, administrar la vida personal y dejar un espacio para el arte.

Canciones que liberan
Entre las seis canciones que componen su EP, “Tómame” ocupa un lugar especial. “Es la que abre el disco y le acabamos de hacer un video con ayuda de mis amigas y mi novie, todo muy casero pero muy real. Me encanta el resultado porque siento que es honesto”, cuenta. “Al principio iban a ser nueve canciones, pero hice un recorte para dejar sólo las seis que realmente sintetizan el concepto y la intención del proyecto”.
Cuando le preguntamos qué espera que la gente sienta al escucharlo, Hugo responde sin dudar: “Que algo, aunque sea una letra o un sonido, conecte con ellos. Que sientan algo similar a la emoción que yo siento mientras hago música. De eso se trata: de sentir”.
Y si su carrera fuera un viaje, este primer proyecto representa para él un punto de inflexión. “Es el cierre de una época y la liberación de algo que cargué por mucho tiempo. Ahora siento que todo puede fluir y transformarse. Es el inicio de una carrera personal con la música. Quería que esto pasara, y saber que ya existe una entidad real con nombre y sentido, en donde puedo seguir haciendo y compartiendo música hasta que la vida me lo permita”.




